Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
dando a la grana sangrante dos lúcidos aletazos.
El labio de arriba el cielo y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca enmudecido y cerrado,
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.
Beso que va a un porvenir de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos ni las calles ni los campos.
¡Cuántas bocas enterradas, sin boca, desenterramos!
Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos.
Recuerdos.
Besos distantes y amargos.
Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios.
Y el infinito parece que sobre mí se ha volcado.
He de volverte a besar.
He de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos.
Como una febril nevada de besos y enamorados.
Boca que desenterraste el amanecer
más claro con tu lengua.
Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor.
Ahí quedan escritos sobre tus labios